Internet también para pymes: la clave es la inteligencia social

El consumidor de ahora se informa, consulta y comparte sus dudas en redes sociales. En cierta forma, ya no nos necesita. Amigos, contactos, influyentes, anuncios pagados en Facebook… todos ellos le hablan constantemente de nosotros aunque a veces, muchas, no lo sepamos.

El nuevo comprador acude a nuestra tienda sólo cuando ya se ha decidido. A veces, simplemente, para “tocar” el producto y buscar el mejor precio en la competencia. Otras, para asegurarse de que somos el vendedor responsable, atento y de confianza que decimos ser. La venta, de pronto, ya no está en manos de nuestro mejor comercial.

¿Y qué ocurre si ese cliente informado nos requiere y no salimos en su buscador? ¿Si a duras penas puede leer lo que dice nuestra Web en su móvil? ¿Qué hará si, después de cuatro segundos navegando por nuestra flamante página de empresa no encuentra lo que espera –aunque la solución esté ahí–?

Estas son algunas de las questiones, preocupaciones y vivencias que explican por qué conocer bien a nuestro cliente, sus intereses y sus hábitos de consumo digital son claves para nuestro negocio. O por qué es fundamental trabajar la vinculación en medios sociales y conseguir que la experiencia de compra sea relevante, ya sea en el entorno físico o en el virtual.

Internet ha revolucionado la forma en que nos relacionamos, nos comunicamos, consumimos y compartimos información. Sin embargo, la mayoría de las empresas creemos todavía que nuestro único reto es desarrollar un escaparate online atractivo, montar un ecommerce potente, abrir perfil en todas las redes sociales habidas y por haber… y voilá! esperar a que el cliente entre.

Pero el cambio que se nos presupone es mucho más sencillo y, por eso, más complejo: preguntarnos por qué alguien querría que jamás desapareciéramos y elegir bien a nuestro público. Eso sí: una vez elegido, hacerle saber que lo amamos y una vez comprometido, convertir cada interacción en un momento memorable, digno de ser recordado, ensalzado y recomendado entre sus contactos sociales.

Las pymes españolas tenemos hoy la oportunidad de ser relevantes aprovechando lo mejor de nosotras mismas: nuestra cercanía, nuestra pasión, nuestra vocación y arraigo social. Y, todo ello, además, a través de fórmulas de colaboración que nos permitan competir en un mercado global… más que con un producto o un servicio aislados, como una verdadera plataforma de negocio.

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